domingo, 26 de enero de 2014

Un amor que lo cambió todo

A los doce años de edad yo era una niña que estudiaba en un colegio privado, que tenía unas notas más que ejemplares con sobresalientes en todas las asignaturas y que como esa había sido la tónica de años anteriores no me permitía bajar el listón y de hecho no lo hice hasta que acabé la EGB y me marché al instituto. Además competía con la que era mi mejor amiga de la infancia y lo hacíamos en casi todos los sentidos y durante años, aunque para mí Amalia, siempre era la niña que a mi me hubiera gustado ser y a la que creía no alcanzar nunca. Pese a esa competición, siempre fuimos uña y carne hasta que nos distanciaron los acontecimientos y la vida. Desde hacía unos años estábamos incluso enamoradas del mismo niño. Bueno, quizás casi todas las niñas de clase estaban enamoradas del mismo pero se diría que ni ella ni yo consideramos competencia al resto. Alberto era el chico más guapo además de ser también el más listo. Yo le miraba con ojos inalcanzables sabiendo que también estaba en el corazón de Amalia. A esa edad aún nos manteníamos apartados los chicos de las chicas, cada uno tenía su grupo pero ya empezaba a avecinarse el cambio. Podíamos estar una tarde entera en una calle, los chicos en una punta y las chicas en la contraria sin hacer absolutamente nada, salvo el idiota y paseos para arriba, paseos para abajo. Hasta que una tarde llegó el mensajero. El mensajero era aquel al que eligieron los chicos para que entablara conversación con nosotras antes del acercamiento final donde los dos grupos se convirtieron por fin en uno solo y así podíamos seguir haciendo el idiota pero ya en compañía.

El mensajero, que de todos era el que más desparpajo tenía, venía con noticias para algunas de nosotras. Era ese chico al que todas tenemos cariño pero que ninguna sale con él y además era el menos comprometido con las noticias. El pobre se pasó esa tarde de una punta a otra de la calle con dimes de unos y diretes de las otras. Podía haber venido con la lista hecha y se hubiera ahorrado paseos pero quizás es que los chicos se fueron creciendo con el transcurrir de los acontecimientos. La primera noticia que trajo es que a Juan Carlos le gustaba Ana y quería saber si ella quería salir con él. Vaya forma de declararse que encontraron. La cara de Ana resplandeció de repente, pero claro lo de salir no estaba muy definido aún y que Ana se marchara sola con Juan Carlos no parecía la mejor idea ni para Ana ni para las demás. Sin embargo, el mensajero dijo que aún había más noticias y de esta forma acordamos salir todos juntos y los que fueran parejita podían también estar con los demás. Así es como Ana accedió a salir con Juan Carlos y el mensajero se marchó feliz con el si de Ana. El que hubiera aún más noticias no hizo más que hacer bailotear más alegremente nuestras hormonas que ya empezaban a desear la compañía del sexo contrario. Y todo lo que había era expectación por saber que buenas nuevas nos vendrían de vuelta. Alberto estaba allí claro, en la otra esquina, y yo suponía que el mensajero traería noticias para Amalia y ella, también. En ningún momento yo albergué la más mínima esperanza. Así que cuando el mensajero llegó con las noticias de Alberto yo reculé un poco para dejar el protagonismo a mi amiga y ella pareció prepararse para recibirla. La sorpresa fue mayúscula y no sólo para mi. Alberto no quería salir con Amalia sino conmigo y de repente, se nos rompieron los esquemas. 

Sé que aquello fue un acontecimiento que nos cambió la vida a las dos. Amalia estaba tan segura de si misma que en ningún momento creyó que Alberto se decantara por alguien que no fuera ella. Se quedó como petrificada. Yo sabía cual era su ilusión y pude comprobar lo que la desilusión hizo en ella. Sabía que estaba deseando salir con Alberto, tanto como yo, pero con la diferencia de que ella tenía la seguridad de conseguirlo y yo pensaba que el chico de mis sueños siempre se quedaría en eso, en los sueños. Para Amalia fue un duro revés. Nunca salió con nadie. Por lo menos hasta que llegó a la Universidad, luego la perdí la pista. Yo por el contrario, trataba de asimilar la noticia. Las conexiones neuronales mutaron de repente y se restablecieron pero en un orden muy diferente. Lo que llegué a sentir en un momento es difícil de explicar. Por supuesto que el mensajero se marchó con un si lleno de emoción. Esa noche al volver a mi casa la felicidad me llevaba en volandas. Tenía que atravesar un descampado con todos los desniveles imaginables y yo iba corriendo como si mis pies no rozaran el suelo, saltando montañitas y esquivando baches sin miedo a tropezar en la obscuridad. Deseando elevarme por los aires y gritar de alegría. No me lo podía creer. De repente me convertí en otra persona. 

De todo esto lo importante desde luego no era el salir con Alberto aunque ese fuera el deseo y el artífice del cambio. Lo realmente importante y él nunca lo supo, fue que su decisión si es que en algún momento se planteó el decidir entre una u otra, hizo que en nuestro interior ambas cambiáramos no solo el concepto que teníamos de nosotras mismas sino también el concepto que teníamos de la otra. Yo, di un paso hacia adelante, no volví a sentirme inferior a ella y asumí además que era capaz de gustarle a los chicos, algo inimaginable para mi hasta ese día. De esta forma caminé durante años más segura por la vida hasta que la vida me dió un revés. Ella, dió un paso hacia atrás, su seguridad se tambaleó, su gesto se ensombreció. No dejamos de ser amigas pero el vínculo cambió. Yo procuraba no herirla con mi felicidad y ella dejó de expresar sus sentimientos como lo hacía antes.

Con Alberto estuve unos cuatro o cinco meses. A los doce años no se podía esperar mucho de las relaciones. A mi me ponía nerviosa tenerle cerca. Mi corazón se disparaba a mil por hora y no estaba preparada aún para esas sensaciones. Lo más que hacíamos era ir de la mano y darnos algún beso que otro más fugaz de lo que Alberto hubiera deseado. Cuando nos sentábamos en la Dehesa de la Villa y él se tumbaba a mi lado yo era incapaz de tumbarme, me quedaba sentada y tensa, intentando calmar los latidos de mi corazón que se desbocaba con su cuerpo pegado al mío. Al final decidí que era mejor volver a la calma de estar con mis amigas y poco después Alberto encontró a otra chica mayor que él que le daba lo que yo no estaba preparada para dar. Dos o tres años después volvimos a coincidir en el mismo grupo de gente y estuvimos a punto de darnos lo que parecía que teníamos pendiente entre los dos. Un verano mientras que su chica estaba de vacaciones pareció reavivarse el sentimiento. Al fin y al cabo habíamos sido el primer amor para ambos y nos separó la corta edad pero no el hecho de no gustarnos. De hecho cuando le recuerdo, siempre lo hago envolviéndolo de un amor que aunque inocente no deja de ser el primer sentimiento de amor que tuve. Pasábamos el día juntos, uno al lado del otro y yo había dejado de temblar con su roce. Muy al contrario, estaba encantada de tenerle cerca pero su chica volvió de las vacaciones antes de dar el paso final, puso en orden la situación y yo me aparté de ellos. Y al poco tiempo, me aparté de todos.

Esto si que me apetece musicalizarlo. ¿Cuanto tiempo hará que escuché este tema por primera vez? Muy probablemente tanto como tiempo tiene la historia contada pero hay un yo interior para el que no existe el tiempo, el yo invariable, intocable, del que nace la emoción por el mundo y por la música. Esto me gustaba, me gusta y me gustará siempre. 




sábado, 25 de enero de 2014

...



Amemos como si nunca nos hubieran hecho daño.
Solo así podremos disfrutar el amor.
Solo así disfrutaremos del otro y de nosotros mismos.



viernes, 24 de enero de 2014

Desaliento



Me he perdido en algún punto y ando buscándome.




jueves, 23 de enero de 2014

El aborto de Gallardón

Mientras escribía el nombre del post pensaba que no podía haber sido más apropiado ya que este señor es más probable que lo haya abortado su madre, aunque por desgracia para nosotros demasiado tarde, a que lo haya parido. Desde que en 1977 inauguramos el período democrático en este país, se necesitaron nada menos que 33 años (antes se fueron dando pasitos) para que nosotras, las mujeres, dispusiéramos de una ley de interrupción voluntaria y libre del embarazo a la altura de nuestras necesidades. Libertad que no debería haberse cuestionado nunca, que es intrínseca a nosotras pues somos únicamente nosotras las que tenemos la facultad de hacer que se desarrolle un cigoto para convertirse en embrión, posteriormente en feto y finalmente en neonato. Es a partir de este momento cuando se puede hablar, cuestionar, legislar y todo lo que resulte oportuno para proteger esa nueva vida. Antes del parto esa vida no existe más que como parte de la nuestra y somos por tanto nosotras las que debemos decidir si queremos permitir ese desarrollo, si queremos asumir la maternidad, condición muy distinta de la de paternidad y de la que no voy a hablar ahora porque da para un buen ladrillo el tema.

¿Tienen acaso los hombres una idea clara de lo que supone la maternidad para nosotras? Dúdolo mucho. Ni siquiera las mujeres que no han sido madres pueden tener una conciencia clara y exacta de lo que supone. Las implicaciones físicas en sus inicios y psíquicas con posterioridad inherentes al papel de madre no pueden ser valoradas más que por quienes las han experimentado. El resto, puede tener una ligera idea, puede tener una opinión pero en ningún caso debería permitírsele a nadie que no lo haya vivido en sus carnes que legisle sobre un tema que no debería de estar legislado salvo para asegurar que las interrupciones de los embarazos se realicen por personal y centros acreditados de forma que las mujeres dispongan de la atención que se precisa.

Si observamos como se ha ido desarrollando la legislación del aborto a lo largo de los años, veremos que los avances más significativos se produjeron cuando eran mujeres las que tenían la responsabilidad de la ley. Empezando por Federica Montseny, ministra de sanidad en la Segunda República que lo despenalizó para ser nuevamente penalizado en el franquismo, hasta el año 2010 en que por fin se aprobó una ley que nos devolvía la libertad robada con una ministra de igualdad y una ministra de sanidad en el gobierno de Zapatero. Y podemos hacer otra lectura, los avances en esta materia siempre vinieron de gobiernos con ideología de izquierdas puesto que la derecha siempre impone sus criterios restrictivos a todos los asuntos y han de pasar primero por el tamiz cristiano y su empeño por coartar las libertades de todos, cristianos y no cristianos. ¿Quiere esto decir que las mujeres conservadoras, cristianas, católicas y apostólicas no abortan y que por ello a las demás no nos debe estar permitido? Pues no, señores. Como siempre que se trata cualquier asunto relacionado con la religiosidad que impone unas normas de conducta a sus fieles, las normas se las saltan a la torera cuando les viene bien, cuando les resulta necesario, cuando les parece oportuno. Eso si, mantienen la privacidad porque de cara a la galería ellos son fervientes seguidores de la norma y por otra parte, no hay nada que no se solucione con tres padrenuestros que les otorga la absolución de sus pecados. Y así es como viven ellos, con su propia falsedad e imponiendo su criterio al resto como en el caso actual.

Bien, pues de esta forma hemos llegado a estas fechas en las que un gobierno retrógrado, impregnado del catolicismo más exacerbado de toda la democracia, nos devuelve a los tiempos del franquismo en esta materia. Prohibiendo, como siempre, porque es así como gobiernan. No es solo que a ellos les parezca mal el aborto, es que si a ellos no les está permitido abortar porque así se lo impone su iglesia, aquí no aborta ni dios. Porque lo digo yo, como mi padre. Y la opinión de las mujeres les es tan indiferente como las mujeres en si. Ya sabemos, "Cásate y sé sumisa". Y una mierda!!! Y su iglesia se infla de placer con cada retroceso, con cada libertad perdida, teniendo que soportar de esta forma no solo la prohibición del gobierno sino la desfachatez con la que los crecidos clérigos tratan los asuntos. Por supuesto, también de cara a la galería, porque de puertas adentro se permiten el lujo de perpetrar las mayores fechorías, son capaces de destrozar la vida, que ya parece no importarles tanto, de los que en su día fueron unos neonatos que las mujeres trajimos al mundo con todo el amor que la maternidad nos otorga, utilizándolos para su complacencia sin el menor sonrojo ni el más mínimo atisbo de culpa. Son capaces de trivializar el aborto con declaraciones como las del sr. cardenal Sebastián que se está cubriendo de gloria cada vez que abre la boca para opinar sobre algo y que a propósito del aborto dijo: "Todas las mujeres que quieren abortar lo que buscan es quitarse del medio a sus hijos para disfrutar de la vida". En fin, la ignorancia es siempre muy osada y carece de vergüenza.

Pues bien, Sr. Gallardón, seamos honestos. Usted sabe perfectamente que con su ley no va a evitar los abortos, que con ella lo único que hace es poner en peligro la vida de las mujeres que frente a una maternidad no deseada y que es para toda la vida, preferirán jugársela y recurrirán al aborto clandestino como antaño. Ese que se llevó tantas vidas de mujeres por delante salvo las de las afortunadas con poder adquisitivo suficiente como para volver a practicar el turismo abortivo. Pero que imagen más estupenda para su electorado con esta ley. Se habrá ganado un sitio en su cielo cristiano legislando contra natura porque en el reino animal, al que pertenecemos y del que usted es uno de los mejores ejemplos, las hembras se deshacen de sus crías por diversos motivos. Póngase usted a legislar esos asesinatos. Dígales a las monas que matan a sus crías enfermas que tienen que sacar adelante a su descendencia sean viables o no pero déjenos en paz a nosotras, por favor. Preocúpese por el bienestar de los nacidos, por su educación, por su salud y su sanidad, por su futuro, por los niños no deseados y maltratados. Y si quiere preocuparse de nosotras, legislen para que la maternidad no sea una carga como lo es para las mujeres trabajadoras, para que la podamos disfrutar como se merece, para que dispongamos del tiempo que requieren nuestros hijos sin cargar con el estigma de madre-trabajadora en las empresas, para que dispongamos de sueldos dignos con los que alimentarlos. Tiene tanto trabajo por hacer..., que no me explico porque pierde el tiempo con nuestros cuerpos y lo que hacemos con ellos.

Sobre mi cuerpo decido yo.
Sobre si quiero o no ser madre, decido yo.
Sobre el momento en que he de quedarme embarazada, decido yo.
Sobre si he de criar a un hijo con malformaciones o enfermedades, decido yo.

SOBRE LO QUE HA DE SALIR DE MI COÑO, DECIDO YO.


miércoles, 22 de enero de 2014

Hoy - III




El día se desvanece en las sombras de la noche.
Preparándonos para un nuevo amanecer.
Necesitada de mi.




Hoy - II




Silencios de alcoba
 



Hoy



Hoy estoy necesitada de poesía
pero no encuentro asiento en el verso.
Amanecí yerma de caricias
con el amor inconcluso en el sueño.
Hoy desperté deseando.
Una palabra.
El gesto que nunca llega.
Hoy amanecí necesitada.
Necesitada de ti.



martes, 21 de enero de 2014

Un día en el parque

Hoy he dado un paseo por el parque de enfrente de casa. Hacía mucho tiempo, quizás porque está tan cerca que cuando uno se plantea dar un paseo piensa en un más allá que te lleve lejos no solo en andanzas sino también en pensamientos.

He salido a recoger unos poquitos rayos de sol para mi. A respirar un poco más profundamente de lo que lo hago en casa, aunque lo de la profundidad no es más que una sensación provocada por el aire frio del invierno que sientes atravesando tu cuerpo. No, que va. Hice unas cuantas inspiraciones profundas de forma consciente porque me apetecía respirar una mañana que estaba de estreno. ¿Te das cuenta? Cada día lo estrenamos todo de nuevo. Puede que se parezca a lo de ayer pero no es así. Es un día nuevo que nace para llenarlo de oportunidades, para corregir lo de ayer y sembrar algo bueno para mañana. Pero si no lo haces, no importa. Mañana habrá otro nuevo día para estrenar y podrás nuevamente intentarlo.

Creo que no me paseaba por este parque desde que mis hijos dejaron de necesitar que los sacara de paseo o quizás es que son esos los recuerdos que quedaron impregnados con él. El parque de los patos, porque hay un pequeño lago con patos al que tenía que llegar corriendo para evitar que mis hijos se acercaran al agua más de lo que estima correcto la seguridad maternal. Ellos bajaban con las bicicletas, las soltaban en medio del camino y se iban corriendo a ver a los patos. Daba igual que les dijeras que te esperasen. Ellos  no podían esperar. Así es la impaciencia infantil, no espera por nada ni por nadie. Pues allí seguían los patos. Seguramente no sean los mismos. Ni siquiera sabíamos si eran los mismos de un día para otro como para saberlo con el paso de los años. Me he estado entreteniendo porque alrededor del lago habían puesto carteles a los árboles y los arbustos aunque en muchos casos no había arbustos para el cartel y en otros, el árbol había perdido sus hojas y daba la sensación de tener tanto frio como yo. Pero aún desnudos, sabía como era la forma de sus hojas. He recordado los tiempos en los que salía con el libro de las plantas al campo, o visitaba el Jardín Botánico y guardaba hojas entre hojas. Cogía las que habían caído al suelo, buscaba el árbol en el libro y las guardaba allí de recuerdo. 

Hoy he aprendido que el Abrotano Macho es un arbusto. Ya ves, yo creía que era un anuncio de la televisión de los tiempos de maricastaña. Pensaba que era una marca pero no, es una planta. O las dos cosas a la vez.

Hoy también iba escuchando música. Escuchaba a los Love Of Lesbian. Eran lo único que aportaba algo de calor al paseo y también los que apartaban mi atención de arbustos, árboles, patos y recuerdos con sus letras. Qué pena no ser capaz de escribir así. Tienen una magia muy especial para mi. Cuando me da por saborearlos no puedo evitar quedarme perdida en alguna de sus metáforas y vagar. Cuando acabó mi paseo por el parque empezó a sonar esta canción así que me apoyé en un banco de la calle de cara a un sol que parecía iba a ser engullido por cualquiera de las nubes que parecían al acecho, y me quedé a disfrutarla. 

"...cada nube es un plan, 
se transforma al viajar 
y no pesa y se va. 
Somos nubes, no más..."



lunes, 20 de enero de 2014

Extasiada





Así es como me quedé cuando vi por primera vez este tríptico en una visita al Prado con el colegio. 

Así  es como me quedo siempre que lo veo.

Me encanta perderme dentro de este lienzo.


viernes, 17 de enero de 2014

jueves, 16 de enero de 2014

My father y los primeros años de rabia

Supongo que en alguna ocasión me debía a mi misma el escribir sobre mi padre. Si me remonto a mis primeros recuerdos, tengo la sensación de haberlos enterrado porque de mis primeros años de vida no puedo contar nada de él y la memoria solo me alcanza al día en el que yo, con la inocencia infantil que desconoce aún el verdadero significado de las palabras, comuniqué en mi casa que tenía novio cuando apenas alcanzaba los cinco años de edad. Esperaba que se contagiaran de la alegría que a mi me producía un sentimiento que era nuevo para mi y que desde luego estaba muy alejado aún de lo que supondría posteriormente la palabra novio, palabrita que quizás yo odié a partir de ese día. Lejos de esa alegría lo que recibí por respuesta fue un guantazo de mi padre que me dejó boquiabierta, dolida y creo que resentida para el resto de mis días. Si hubo algo antes, lo olvidé y todo lo que hubo después se convirtió en silencios, discusiones, rabia y un contínuo pulso a ver quien podía más. Para sorpresa mía, un día descubrí que mi padre me cantaba en la cuna para dormirme, pero lo dejé en sorpresa sin más.

Mi adolescencia fue una pelea contínua. Mi madre siempre temía el estallido de ira entre los dos porque nunca fui la niña dócil que les hubiera gustado tener. A diferencia de mi hermano, siempre lo cuestionaba todo y sus razonamientos no me valían en absoluto. Los "porque no" o "porque lo digo yo", me parecían tan peregrinos que continuamente presionaba para que me diera una razón no ya convincente, sino con cierta lógica. Pero nunca la hubo y yo mientras, procuraba hacer lo que me daba la gana a riesgo de ganarme más tortazos que nunca dejaron de recordarme ese otro primero. También me llevé otro guantazo la noche de mi catorce cumpleaños porque llegaba tarde y yo todo lo que hubiera necesitado ese día era que me hubieran abrazado en silencio, sin preguntas. Pero bueno, necesitar o esperar algo de mi padre era una utopía que yo asumía como tal, así que me lamí las heridas en la soledad de mi cuarto donde solía encerrarme para soñar con vidas más placenteras y padres más cercanos. Pese a todo, sabiendo lo que había en el mundo, tampoco podía quejarme demasiado. Éramos una familia normal con una hija un tanto rebelde que le robó el coche a su padre en una ocasión para que no se la llevara unas vacaciones de Madrid porque a ellla no le apetecía. Como tantas otras cosas que nunca supieron y que quizás harían pensar a mi padre que no me dió los suficientes guantazos para que aprendiera porque esa parecía la forma que tenía de enseñar. Todo lo que me hubiera gustado saber lo tuve que aprender en la calle o en los libros. Nunca se hablaba de nada salvo de lo cotidiano de los días. Cuando los "porque nos" crecieron, mutaron a los "si no te gusta, coge la puerta y te marchas". Hasta que un día su hija, dejó la puerta en su sitio, pero se marchó. Estuve desaparecida unos cuantos días y hubiera podido estarlo para siempre. Sin embargo, el sufrimiento de mi madre me hizo volver.  Así era mi vida con él. Una contínua pelea un día sí y otro también durante años y años. Siempre echándonos un pulso que no ganó nunca ninguno. Vi como mi madre se sometía a sus caprichos en contra de sus deseos y si ella quería trabajar pero a mi padre no le parecía bien, pues no se trabajaba. ¿Porqué? Pues porque si, porque lo digo yo, pensaría mi padre.

A partir de los veinte años, nos dimos una tregua. Se suavizó la relación porque yo también estabilicé un poco mi vida y porque ya no valían de mucho los porque nos, ni las amenazas. Aún así, cuando mi padre hacía alarde de llevar los pantalones en casa y pretendía imponer su criterio o le hablaba a mi madre en algún tono que a mi me chirriaba, volvía la batalla campal. Hasta que la desgracia se coló por alguna rendija de casa y nos vapuleó a todos pero más a él que perdió una pierna por la prepotencia de la clase médica y me olvidé de guantazos y porque nos. Yo salía por la noche de casa para poder colarme por alguna puerta cualquiera del hospital y recorrer pasillos y plantas hasta llegar a su habitación sin que me prohibieran así la entrada. Me peleé con casi todos los médicos que pasaban por allí tratando de que me dieran una solución que no tenían. Y mientras, los días pasaban y una infección empezaba a poner en riesgo la vida de mi padre, mi madre agotada y desesperada no tenía ya capacidad para afrontar el problema. Y escuchabas atónita a los médicos decir que no sabían hasta donde llegaba la infección pero que si afectaba al bypass que tenía en la femoral, se desangraría. Hasta que te oyes a ti misma decir que le amputen la pierna de una puta vez y entonces se ponen en marcha. Una pesadilla de unos cuantos meses para mi pero del resto de sus vidas para mis padres porque ya nada volvió a ser igual. Y he de reconocerle el mérito de superarlo de la mejor manera posible. De seguir trabajando, de seguir conduciendo, de seguir tratando de vivir y hacer agradable su vida y la de mi madre. 

Yo ya no vivía con ellos y de esta forma, se perdieron en el tiempo las broncas. Ahora, seguimos en esa especie de falsa calma. Su salud y su calidad de vida no es muy buena que digamos pero lo es peor porque no hace nada para mejorarla y de esta forma, va amargando y obscureciendo el carácter de mi madre a la que no veo disfrutar desde hace tantísimos años que me duele en el alma su vida. Yo no le doy guantazos a mi padre para hacerle comprender las cosas porque él me enseñó que no hay entendimiento posible en el tortazo, hablo con él mil veces las mismas cosas sin que me haga el más mínimo caso, como siempre,  pero lo cierto es que no lo hago por él, sino porque a mi madre se le ha olvidado vivir y no tiene ni ganas.

Así que volvemos a los inicios. A ese mirarnos con cara de pocos amigos ya que nunca lo fuimos. A ese querer que la vida sea como a cada uno se nos antoja sin entender que la vida es como es. Que ni yo voy a conseguir que él haga algo que no le apetece aunque solo sea por mi madre, ni él va a conseguir que yo guarde silencio.

Qué le vamos a hacer, padre. Tuviste una forma de educarme que no servía para aprender sino para rebelarse. Y eso es lo que hice. Cosas que ni imaginarías pero de las que siempre tuve la gran suerte de salir airosa. De algunas mejor que de otras. De cualquier forma, tampoco tienes culpa de nada. En eso de ser padres cada uno lo hace lo mejor que puede aunque no sé si tú le pusiste mucho empeño. Lo que si sé es que me enseñaste como no educar a mis hijos y en mi casa no existen los porque nos.

Y después de este desapegarse de malos rollos del pasado que siguen ensombreciendo el presente pero que me afectan de muy distinta forma, voy a poner un poco de musiquilla que hace mucho que no dejo caer nada por aquí.




Razones para brillar

Cuando uno decide ser feliz, los días comienzan a darte motivos para ello. No tienes que esforzarte para encontrar una razón para la felicidad porque no hay razones, la felicidad está a tu alrededor. La respiras, la sientes, la vives. Hay una frase que le escuché en una conferencia al Dr. Wayne Dyer que me encantó y que decidí poner en práctica:

Cuando cambias tu forma de mirar las cosas, las cosas que miras, cambian.

Lo practiqué y por suerte sin mucho esfuerzo por mi parte. Ayudada por otra serie de rutinas que adquirí y que me permitieron que el cambio se produjera, reconozco que no hay frase más cierta que esa porque todo comenzó a cambiar, porque todo empecé a verlo con otra perspectiva, sin que nada me causara daño. Algunos sentimientos que estaban más arraigados los aparté de mi, unos con más esfuerzo que otros, pero al final, no son más que sentimientos. Los sentimientos no soy yo y por ello, puedo dejarlos ir, evitar que se anquilosen en uno mismo. Cuando las actuaciones de otros te dañan, puede ser que sean deliberadas en cuyo caso  lo mejor que se puede hacer es apartarles de tu camino. Cuando no lo son, lo que pienso es que cada uno hace las cosas como mejor sabe hacerlas, que tienen sus propias razones aunque uno crea que les falta empatía para entender lo que están haciendo y en esos casos, el daño, aunque lo sientas, procuras asumirlo con otra actitud ya que no pretenden hacerlo.

El caso es que he aprendido a disfrutar de las cosas, de la gente, de los detalles... Y la vida no es de color de rosa sino de mil colores. Y a mi, me gustan.  En estos días he tenido unos cuantos momentos de satisfacción para eso, para pintar de colores mi vida. 

- Razón 1: Como a lo largo de estos meses he leído y tenido conocimiento de muchas ideas que me eran totalmente desconocidas, se ha tambaleado mi concepción sobre la realidad generándome muchas dudas, rompiendo muchos esquemas que había asumido con los años. No sabía muy bien que hacer con todo eso, no sabía como aplicar la razón a todo lo nuevo así que recurrí a aquel con el que durante años podía hablar de estas cosas y conseguía llevarme por el camino del razonamiento. A veces, generándome más dudas pero de cualquier forma, el único que me hacía reflexionar aportando lucidez con su mente matemática pero sobre todo, aportando el conocimiento que a mi me falta y de esta forma, hacerme dudar de mis propias dudas, planteándome preguntas que me obligan a buscar una respuesta para defender mis ideas y así ir aclarando lo que pienso, aportando ideas que me hacen rebuscar aún más, aclarando conceptos que a mi se me escapan y que con su habilidad para hacer fácil lo difícil y con su paciencia, yo siempre extraigo un beneficio propio y supongo que él ninguno, porque como le dije, nunca entendí muy bien que podía aportarle yo de satisfactorio en su vida.  Y sin esperar que me contestara lo que tantas veces me pregunté, me llegó una respuesta:

Dices que no sabías lo que veía en ti. Pues muy sencillo: veía pasión, por todo, por aprender, por experimentar, por vivir, tanta que hasta llegué a sentirla yo mismo. Un poco de esa pasión tuya se quedó conmigo: la he cuidado con mimo, no para vivirla, no para ser apasionado, cada uno es como es, sino para que me sirviese dé modelo y así vivir apasionadamente. 

No sé si con la pasión se va a ningún sitio. Yo he llegado hasta aquí y según quien haga la lectura, las consecuencias de mi pasión no es que sean dignas de ejemplo. No, si no quieres enfrentarte a un cáncer que por otra parte, también estoy viviendo con pasión, cada uno es como es. Pero si a él le ha servido para vivir apasionadamente, de lo que puedo dar fe, pues entonces todo ha merecido la pena.

El diálogo aún no ha terminado. Me toca a mi ahora dar la réplica a las preguntas pero lo dejé aparcado unos días hasta que me encuentre en condiciones de contestar, hasta que tenga el momento de tranquilidad para la reflexión y el orden que merece la contestación. Pero tengo que agradecerle que dedique parte de su tiempo a mi maraña mental.

- Razón 2: Una de las razones por las que además dejé el tema anterior aparcado fue que empecé a dudar de mi recuperación física, a pensar que algo no iba bien y quise centrarme en mis rutinas de sanación. Sin embargo, fueron pensamientos sin fundamento. Un nuevo TAC ha vuelto a indicar que todo sigue avanzando perfectamente, que centímetro a centímetro se van diluyendo las lesiones y aunque el resultado no lo recibí con la alegría del otro porque no iba esperando esa noticia, lo cierto es que en esta ocasión fue el oncólogo antipático el que me inyectó la ilusión.

- Razón 3: Hoy he ido a que me dieran un nuevo chute en el nuevo centro. Apuntar que, siendo privado, desmerece bastante en comparación con la Seguridad Social. Pero estoy donde tengo que estar, al lado de los ensayos y los programas nuevos de los que quizás en algún momento me pueda beneficiar y por otra parte, aquí como parece que tienen un poco de prisa, lo que antes me me metían en el cuerpo en tres horas, aquí lo reducen a una. No sé si será mejor o peor pero lo cierto es que salir cuanto antes del hospital yo lo agradezco. Como me pilla mucho más cerca de casa he ido al dentista para pedir una cita para mi hija y me iba a marchar pero como un pálpito he sentido la necesidad de preguntar por mi propio dentista al que tenía que haber visitado para una revisión y al que no me permite ir el tratamiento que me están poniendo. No ha dudado en atenderme ni un momento. Le he contado un poco como estaban las cosas y según he empezado a hablar le ha achacado mi enfermedad al estrés al que nos sometemos sin razón. Me contaba que él es muy propenso a la preocupación por cosas que realmente no son importantes y que ayer mismo se planteaba el tomar una decisión en su vida que cambiara eso. Cuando me marchaba me ha dicho. Nada pasa por casualidad. Hoy estás aquí para darme una lección a mi y demostrarme que lo que pensaba ayer es lo que tengo que hacer. Yo te veo estupenda, sigue así. Así que he salido de allí radiante por haberle servido para algo.

- Razón 4: Ayer me desperté dolorida por un montón de sitios. Es lo que tiene esto de follar una vez al año y más cuando tus condiciones físicas están un poco mermadas. Uno no siente más que el placer de enredarse con otro cuerpo y se olvida del contorsionismo físico hasta el día siguiente, que te lo recuerdan algunos músculos que casi habías olvidado. Pero ojalá todos los dolores fueran por esa razón. Por fin fuí capaz de despedirme porque enmudecí mientras se marchaba y todo lo que recibí por respuesta fue un poco más de amor para guardar:

Sigue igual porque lo estás haciendo muy bien y lo conseguirás. Nunca tengas bajones y en el momento que los haya recuerda que te llevaré en mi corazón siempre.

Yo también. Cómo olvidarte si todo lo que he recibido desde el momento en que apareciste en mi vida fue un amor que no se quedó en palabras que se lleva el viento sino que lo dejaste grabado en mi piel.  Eres sencillamente eso, un amor.

- Razón 5: Mis amigos son un gran motor en mi vida. Los de verdad. Esos poquitos que se cuentan con los dedos de una mano y aún te sobran dedos. Los que se preocupan cuando te ven preocupada por tu salud pero no te lo dicen y te suben el ánimo con risas y mil detalles. Los que cuando les cuentas que todo sigue perfectamente explotan de alegría. Los que te invitan a su casa para darte una sesión de reiki antes de ir a la quimio al día siguiente para que vayas con las pilas cargadas pese a que ellos llegan cansados del trabajo y lo que deberían es tumbarse y relajarse. Esa es Mb. Los que aún teniendo un día complicado  en el trabajo donde les han dado por todos lados te dicen que les importa una mierda porque no pueden pedirle más a la vida si cuando al llegar a casa su chico le da un abrazo del quince y saben que su amiga sigue mejorando. Esa es MJ. Los que te mandan mil besos y te dicen que tus palabras son lo mejor que reciben en su vida, que saberme así les sirve de ejemplo y de aliciente. Esa es Mon. Los que si les hablas de una fruta en latinoamérica mueven a todas sus amistades para localizartela y tenerla en su próximo viaje. Ese es E. Los que siempre tienen un recuerdo para ti y te mandan mensajes continuamente para demostrarte que están siempre ahí y además lo publican en tu muro para que no lo olvides. Esa es P.

Si descubres además que algunas personas que se han cruzado en tu camino últimamente, se convierten en una constante en tus días. Porque mis gatitos también me han regalado una nueva amiga. Una cría muy especial a la que yo he cogido mucho cariño y que ella me lo devuelve a mi casi a diario. Esa es N. Que ha estado en mi casa en un par de ocasiones y he disfrutado de su compañía y de ese carácter encantador que tiene. A la que invité con su chica la última vez para que participáramos entre las tres de la amistad y lo pasamos estupendamente. Porque las dos son un encanto de chicas y mis hijos disfrutaron también de su compañía.

Y yo me digo como mi amiga MJ. Si es que no puedo pedir más porque todos los dias hay razones para brillar en mi vida.




lunes, 13 de enero de 2014

Vacío, soledad y silencio

No existe el azar ni la casualidad. Todas las cosas pasan por algo. Todas las personas aparecen en tu vida por alguna razón. A veces no sabes determinar el porqué o el para qué, pero la razón existe aunque no sepas verla en el momento. Por mi vida ha pasado como una exhalación un encanto de chico. Un amor como un suspiro. Alguien con quien pasé unas horas la primera vez  y con el que he pasado unas horas, la última. Entre una y otra, tan solo unas pocas conversaciones y un mes de silencio para recapacitar ambos, con una cita en el aire que podría o no podría ser pero que finalmente fue. 

Ahora no queda más que vacío, soledad y silencio. Un silencio roto por el recuerdo de sus gemidos. Un vacío que surgió tras haberlo contenido. La soledad que siente la piel que ha sido amada y recorrida. El abrazo tierno que ya se ha ido.  

No nos hemos dicho adiós pero lo dijo la puerta al cerrarse. Nos dimos las gracias y cada uno sabe su porqué. 

Tenía que ser y fue. Desde el instante mismo en el que yo aparecí en aquel lugar que no estaba previsto y él se quedó enganchado a mi con su mirada. Esperando que le mirara yo. Y mientras..., yo le veía sin mirar.

Ya tenemos lo que queríamos. El recuerdo de habernos tenido. Habitar cada uno en la memoria del otro. Para cuando deseemos, recordarnos. Y yo, la mejor de las medicinas. La que no se receta  pero se sabe. El amor compartido, el amor saboreado. El amor, aunque sea efímero.

Tenía que ser, fue y ya se ha ido.

jueves, 9 de enero de 2014

La danza de las neuronas

Es un poco difícil que no me venga a la mente la película de La lista de Schindler cuando escucho este tema pero lo cierto es que procuro dejarme llevar por otras sensaciones que no sean las de la película. Cuando me apetece, siempre voy a buscarlo a Youtube pero hoy pensé que era un poco estúpido no haber hecho el intento de descargármelo para evitarme siempre la búsqueda, así que he ido al soulseek y me he encontrado con el album completo del que no me había preocupado nunca. Apuntado queda el comprarme el CD porque es digno de tenerlo en propiedad. Este es el tema principal pero lo cierto es que hay otros que merecen ser tenidos en cuenta y pese a que el violín es uno de mis instrumentos preferidos junto con el piano, hay una interpretación de este tema con la travesera que suena francamente estupendo. 

Hoy me apetecía esto, el preciosismo del violín. Un poco de melancolía, de balanceo sobre cuerdas sonoras que acunan los sentidos y... dejarse llevar, flotar en el ambiente con la melodía. A veces uno siente como se hincha en su interior de puro goce y esta obra tiene esos momentos de placer, de rememoranza de momentos y lugares no conocidos, de tactos deseados y perdidos, de caricias sostenidas en delicado equilibrio, da vaivén neuronal.

El placer escrito en un pentagrama.





miércoles, 8 de enero de 2014

Regalitos

El otro día me sorprendieron con un par de regalitos. Bueno, en realidad fueron tres, pero es que uno ya casi me lo he comido así que lo he obviado de esta entrada. El Papá Noel musical que los acompaña es prácticamente lo único que en mi casa tenía un toque navideño y es porque a mis hijos aún les gusta esta época del año y algo de lo que había en el trastero había que subir. Años atrás subía varias cajas llenas de adornitos que no costaba tanto ponerlos como quitarlos pero en esta ocasión nos hemos conformado con muy poquita cosa que si bien  no cuesta ningún trabajo volver a dejar en las cajas, lo cierto es que, aún siguen por aquí. Pereza, que se llama.

La plantita que hay en el tiesto es una de esas que ayudan a sanar. Se llama kalanchoe y no voy a transcribir aquí sus beneficios porque ya lo hicieron otros y al que le interese puede darse un paseo por la web del enlace y averiguarlo por su cuenta. Tanto el kalanchoe como la guanábana, originarias de Latinoamérica, parecen tener un efecto beneficioso en los tratamientos contra el cáncer pero claro, no aportan mucho beneficio económico al estamento médico-farmaceútico, así que la investigación brilla por su ausencia y es preferible seguir envenenando o quemando a los enfermos con tal de mantener el estatus alcanzado. Prefiero dejar este tema de lado porque me envenena tanto o más como el tratamiento que me dan. A mi plantita aún tengo que dejarla crecer y espero tener la mano que en otras ocasiones no he tenido, para que crezca con amor y pueda beneficiarme de ella.

El otro regalito es una florecita de hematita, oligisto o Piedra de Sangre como también se la conoce y cuelga de mi cuello desde que me la dieron. También tiene propiedades sanadoras. Son tantas las propiedades que asocian a esta piedra que necesitaría unas cuantas hojas para contarlas. Dicen además que sus poderes están al máximo cuando es portada por los nativos de Virgo, así que más al máximo no puedo estar yo. Entre regalos y cariño no sé que más se puede pedir.

martes, 7 de enero de 2014

Porque no sé amar de otra manera




No te amo como si fueras rosa de sal, topacio
o flecha de claveles que propagan el fuego:
te amo como se aman ciertas cosas oscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma.

Te amo como la planta que no florece y lleva
dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores,
y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo
el apretado aroma que ascendió de la tierra.

Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo porque no sé amar de otra manera,

sino así de este modo en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.


Pablo Neruda 




Mais non plus...






viernes, 3 de enero de 2014

Mis dulces de navidad

Pues ya están en casita. El nene, TRECE, y la nena, BRUMA, ya forman parte de la family. De dos en dos, para no variar. Niño y niña, para no variar también. Son tan preciosos y dulces que me los voy a comer. Ya que el azúcar me lo tengo prohibido y que no voy a poder catar el roscón de reyes con nata iré saboreando poquito a poquito, mientras crecen, a estos dos chiquitines que están casi educados ya. Me muero de amor...


Regalito de navidad para hacer más agradables nuestros días. Desde que perdí a mi perra no había vuelto a tener animalitos en casa porque me costaba mucho trabajo. Y durante muchos años he tenido que controlar el deseo de mis hijos por tener una mascota con la que crecer. Pero a mi me costó mucho superar su pérdida y más aún el haber tenido que sacrificarla. Nunca olvidaré su mirada mientras se le escapaba la vida entre mis brazos y me dije a mi misma que no quería volver a pasar por eso nunca más.

Pero bueno, han pasado muchos años. Estos peques estaban abandonados y yo tenía una necesidad. Un poco egoista, lo sé. Porque mis hijos también han tenido esa necesidad desde que eran muy pequeños y yo se la negué. De cualquier forma, ahora están agradecidos y tan encantados como yo. Y sé, que cuando tenga una casa en la que un perro pueda vivir feliz, volveré a repetir. Siempre quise tener un gatito. De hecho, con quince años aparecí con un gatito muy parecido a TRECE pero en mi casa me dieron con la puerta en las narices cuando me vieron con él en brazos y al final, me dejaron pasar una noche con él y salir al día siguiente a regalarlo.  Así que tenía esa espinita clavada. 

Pero sé que un gato no es lo mismo que un perro. Los gatitos son animales caseros y aunque te ofrezcan amor creo que no es comparable al lazo que te une a tu perro. Pero bueno, todo eso ya llegará. Cuando se pueda. Por ahora, TRECE está durmiendo en su cunita-barco y BRUMA está en los brazos de mi hijo. Hemos jugado un ratito con ellos por la casa y les hemos dejado que husmeen y se vayan acostumbrando a su nuevo hogar.

Ahora nos toca a todos acoplarnos a nuestra nueva vida en común. Yo a recordar cuando daba biberones que ahora se sustituyen por pienso y latitas de carne, cambiamos pediatra por veterinario y pañales por arenero. Todo un poco diferente pero similar. Y yo hoy no puedo evitar el recordar a mi perra con un poco de tristeza.

miércoles, 1 de enero de 2014

The First Day: The Song

Esta es la canción con la que siempre me gusta empezar los años y este 2014 con más razón. Un primer día de año que comienza siempre con paso lento y adormilado, con la pereza de la repetición. Hoy es uno de esos días grises y lluviosos que en otro tiempo ensombrecían mi ánimo y que ahora, no tienen ningún efecto en mi. Como otras muchas cosas que derribaban mi voluntad y mi ilusión porque yo caminaba casi siempre en esa cuerda floja en la que la más mínima brisa me hacía perder el equilibrio. Ahora, me hace feliz sentir bajo mis pies un terreno firme donde no hay brisa, ni marea, ni huracán que me desenraice. Si supieras que todo depende de uno mismo..., serías tan fuerte como el roble milenario.

Ayer, último día del 2013 hice algún cambio en mi vida. Nuevo oncólogo, nuevo hospital. Un nuevo médico mucho más atento a mis palabras que por lo menos piensa que cualquier cosa que yo esté haciendo, si me hace sentir bien, debo seguir haciéndola. Y que dijo: yo soy de los que opinan que no hay enfermedad sino enfermos. Y no tuvo que decir más. Porque yo, ni siquiera me siento enferma así que, la enfermedad no tiene razón de ser y acabará por hartarse de mi. Hace poco estuve viendo una entrevista a otro oncólogo que también había abandonado la medicina tradicional (cada vez son más los que no confían en las formas) que decía que solo determinadas personalidades eran capaces de hacer el trabajo necesario para curarse. Y yo pensé sin ninguna duda: pues esa personalidad es la mia. Finalmente, lo de abandonar la quimio se ha quedado en mero deseo personal. Cuando apenas encuentras apoyo y tropiezas con el rechazo de casi todos, es inútil. Porque sé que el miedo de ellos se convertiría en amenaza para mi y de esta forma, cualquier trabajo personal sería un fracaso. Espero que esta última decisión de ese TRECE que ya se fue sea la que ponga punto final al desmadre celular de mi cuerpo.

Y ahora..., me quedo con ese lugar sobre el arco iris desde el que pienso vivir. Cuando esto se aloja en mi mente con unos buenos cascos, todo lo demás es accesorio. Es como esos abrazos que te envuelven haciéndote perder los sentidos.

Si quieres, vente a vivir conmigo sobre el arco iris. That's where you'll find me.

Somewhere over the rainbow
Way up high,
There's a land that I heard of
Once in a lullaby.

Somewhere over the rainbow
Skies are blue,
And the dreams that you dare to dream
Really do come true.

Someday I'll wish upon a star
And wake up where the clouds are far
Behind me.
Where troubles melt like lemon drops
Away above the chimney tops
That's where you'll find me.

Somewhere over the rainbow
Bluebirds fly.
Birds fly over the rainbow.
Why then, oh why can't I?

If happy little bluebirds fly
Beyond the rainbow
Why, oh why can't I?

Judy Garland - Over The Rainbow (1939)