viernes, 18 de mayo de 2012

Nusé, quizás... estúpida reflexión

Desde que naces hasta la adolescencia eres casi ingenuo, ingenuo y medio, y quizás por eso,  feliz.

Desde la adolescencia hasta esa edad indeterminada, según cada cual, en la que asientas medianamente la cabeza pero empiezas a crearte responsabilidades, eres prácticamente idiota y medianamente feliz.

Desde esa madurez alcanzada hasta el encuentro real con uno mismo, no eres nada porque ni lo  piensas.  Te consumen las obligaciones y el tiempo.  Y solo cuando este te deja, añoras la felicidad.

Si tienes la suerte o la  desgracia de encontrarte contigo mismo, desearías ser no prácticamente idiota sino idiota redomado porque comprendes que los tontos, en su ignorancia, viven felices con su verdad aunque  no sea la verdad verdadera. Pero cómo abandonarse a la idiotez si tus engranajes mentales no paran de chirriar... ¿Es preferible la consciencia de la realidad? No lo sé, la verdad. Me lo he pregunatado miles de veces. Uno  no elige venir a este mundo, no eliges ni el momento ni la época en la que aparecer. A cada uno nos toca adaptarnos a las formas y a los tiempos que  nos tocan.  Asumirlo,  aceptarlo y sobrevivir a ello. Pero qué cansado, no? Conseguir cierto bienestar, hacer medianamente placentero el viaje, decidir con la esperanza de no equivocarte, luchar esperando ganar alguna batalla...

Hoy es que estoy un poco cansada. He pasado la mañana en el tanatorio y llevo un par de Alhambras en el body. De esas que te tomas a media mañana y te pilla con pocas energías de forma que empiezas a mecerte en cierto estado acelerado de medio embriaguez que no solo hace que tus neuronas se dejen llevar por esa agüita amarilla sino que ni siquiera me dejan presionar la tecla adecuada y tengo que borrar y reescribir porque se me traban los dedos y el pensamiento. ¿Un pedete lúcido o una verborrea sin sentido? Me da igual.

Mañana seguramente te diré que merece la pena luchar por sobrevivir y por alcanzar los sueños. Hoy, solo me acuerdo del día en que le pregunté a mi madre que para qué coñó me había traído a este mundo (y lo siento, madre, por el daño que te hice). Y es que hay días en los que me gustaría volvérselo a preguntar...

A ver que música le ponemos a esto. Bueno, para mejorar el texto pondremos una frase positiva:

Nadie puede volver atrás y empezar de nuevo, pero cualquiera puede comenzar hoy mismo y hacer un nuevo final.
 
Venga, no hagas caso porque yo estoy haciendo un nuevo final que algún día me tocará valorar pero que siempre será mejor que el que estaba escribiendo en mi pasado.

Cardiacs - This Is The Life  (1988)