Cuando estoy muy cansada, se me relajan las voluntades y se me debilita el coraje. Las
barreras que se levantan evitando sentimientos se vienen abajo y me
atrapan.
Cuando estoy muy cansada soy totalmente vulnerable a todo. Y el dolor busca su hueco haciendo tiritar al corazón. Y me desespera la
derrota. Por eso cuando el cansancio me transforma, me voy a dormir. Y
entonces me atrapa el subconsciente que sabe más de mi que yo misma y no
entiende de barreras ni de empeños, tan solo de deseos escondidos.
Amanezco entonces con el gusto en el paladar del dulce sabor que se
grabó en la memoria y con la cruel bofetada de la realidad con la que
he de vestirme cada mañana.
Hoy tocaba desayunar añoranza.
Por suerte, los días de agotamiento llegan a su fin.
Vetusta Morla - Maldita dulzura