viernes, 9 de diciembre de 2011

Media Naranja

Recupero esta entrada porque le dije a mi amiga MJ que había escrito en su día sobre las "medias naranjas" cuando me dijo que mientras que llegaba la mía me dedicara a comer mandarinas. El caso es que yo nunca he sido de mandarinas, que aunque a priori parecen más dulces que las naranjas, a mi me producen acidez de estómago después de comerlas ;)

Con la de cosas que tengo que hacer ahora, estoy yo para mandarinas o naranjas!!!

(Mira que guay, al republicarlo mantiene los comentarios de antaño. Pensaba que quizás se perderían.

Ya sé que tengo esto totalmente abandonado pero es que las veces que me he puesto a escribir algo, lo he tenido que abandonar. He perdido la confianza en las palabras y ya no me sirven para nada ni soy capaz de transmitir nada. Quizás algún día...)

* * *

Utilizamos la expresión media naranja para referirnos a ese otro yo que debe deambular por el mundo y que unido a ti, hace un todo estupendo. Pero dos medias naranjas no hacen un todo, sino "una naranja" que auna el dulzor, la acidez e incluso el amargor, sabores todos ellos que se esconden en este cítrico que de cualquier forma y por mucho empeño que pongamos, acaba siendo perecedero. Así que, si lo que quieres es una media naranja, tu media naranja, que sepas que su fecha de caducidad no va más allá de los meses fríos durante los cuales podrás saborear sus excelencias pero que llegarán los calores y dejarás de paladearlo de igual forma, empezará a parecerte menos jugosa, menos dulce, menos todo, hasta que finalmente, la vida de la naranja llegue a su fin.

Pensamos además que esa media naranja vive tres portales más allá, o está sentada en la mesa de enfrente de tu curro o para en el bareto donde te tomas las copas el fin de semana. Así que cuando alguien de tu entorno consigue despertar en ti sensaciones que empiezan a recordar el sabor del cítrico invernal, nos embarcamos en la aventura de hacer perdurable más allá de toda razón, aquello que nace con fecha de caducidad.

Podría decir que alguna media naranja se ha cruzado en mi vida, pero como tal, acabó por resecarse y quedó tan solo la rememoranza del buen sabor de boca que producía en invierno. Que tampoco está mal si piensas que al final la vida no es más que un cúmulo de experiencias que vas grabando en tu memoria.

Si pensamos que habitamos este planeta siete mil millones de personas y que solo una de ellas es la que te complementa, lo más probable es que necesites una eternidad para dar con ella y aún así, ni siquiera es seguro que llegárais a coincidir, así que, pese a que no me gusten las medias naranjas tendré que conformarme con encontrar algún día alguna cuya fecha de caducidad no esté a la vuelta de la esquina. Por lo menos, el hecho de haber saboreado unas cuantas, te permite distinguir si ese aroma cercano que destila dulzor es candidato a convertirse en un cítrico más al que reservarle un lugar en tu memoria o si por el contrario, es preferible dejarlo pasar.

Estaría bien que por un momento, tuviéramos la posibilidad de conocer a ese otro con el que formar el todo estupendo que supuestamente debe convertir esta vida en algo muy distinto a lo que vivimos habitualmente. ¿O esto es una falacia y ni hay ese otro, ni la vida se convierte en estupenda a su lado?

MORALEJA: Procurar que el invierno se afinque en vuestros corazones ajeno al paso de las estaciones y disfrutar del zumo dulce de vuestra naranja mientras podais.

The Venetians - So Much For Love (1986)