jueves, 4 de octubre de 2012

Hay que follarse a las mentes

Esta frase forma parte de un diálogo de la película de Adolfo Aristarain, Martin (Hache), que ha vuelto a mi  memoria gracias a un amigo con el que mantengo cierta charla epistolar sobre la filmografía de este director. Él dice que es una frase demoledora. Yo digo que el diálogo que finaliza con esta sentencia, es realmente magistral. Y aprovechando que me hizo el regalo de transcribirlo, lo reproduzco aquí:

- Hache: ¿Sos activo o pasivo?
- Dante: Esas cosas a ti no te importan. No seas indiscreto.
- Hache: Desde chico, desde que más o menos supe que eras gay o algo así siempre quise saberlo. Pero si te importa, no me lo digas.
- Dante: Cuando un hombre se mete en la cama con otro hombre para hacer el amor es igual que con una mujer: haces todo lo que te da placer: haces… y dejas hacer.
- Hache: ¿Te gustan más los hombres que las mujeres?
- Dante: ¿En general dices? No. De qué sexo sean en realidad me da igual, es lo que menos me importa. Me puede gustar un hombre tanto como una mujer. El placer no está en follar. Es igual que con las drogas. A mí no me atrae un buen culo, un par de tetas o una polla así de gorda; bueno…, no es que no me atraigan, claro que me atraen, ¡me encantan! Pero no me seducen, me seducen las mentes, me seduce la inteligencia, me seduce una cara y un cuerpo cuando veo que hay una mente que los mueve que vale la pena conocer. Conocer, poseer, dominar, admirar. La mente, Hache, yo hago el amor con las mentes. Hay que follarse a las mentes.


Hace muchos años que vi por primera vez esta película. Creo que tantos como la película tiene y por supuesto que esta conversación entre Hache y Dante se alojó en mi memoria por la clarividencia sobre el hecho. Follar por follar, atraído por la carcasa más o menos bonita con la que se adornan los otros, es más que suficiente para muchos. También es verdad que las mentes con las que uno se cruza y que provoquen en ti el  deseo de conocerlas, son bastante escasas. Por lo menos, en  mi caso. Y en ocasiones, cuando eso ocurre, tampoco hay opción. Razón por la cual, el follar con alguien se convierte en todo un acontecimiento que pocas veces se produce. Pero, ¿qué te aporta echar un polvo sin más trasfondo que el polvo en sí? ¿Placer físico? Ese placer se lo aporta uno solito mucho mejor de lo que lo puedan hacer los demás y te evitas por otro lado los problemas y los malentendidos que a veces surgen por el mero hecho de haber follado. Lo que si reconozco como inevitable es el deseo que surge cuando te cruzas con alguien que hace que vibren tus neuronas. Conocer, admirar, desear que el placer que te produce esa compañía traspase los límites del puro contacto verbal forma parte de la lógica de la relación. ¿Quién no se pregunta cómo será en la intimidad esa persona que nos sorprende con su intelecto? ¿Quien no desea ser acariciado y acariciar a quien nos emociona cuando nos presenta su interior? ¿Quien no desea saltar la barrera del placer psiquico al físico? Poseerlo y adentrarte un poco más en su ser, dejar que te colonice y repose dentro de ti.

Si, follarse a las mentes es darle al placer y al follar el valor que se merecen tales palabras. Las consecuencias de ejecutar dicho acto es sin duda otro cantar.

Shoc Corridor - Holding Treasure (1984)

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