sábado, 7 de diciembre de 2013

El Gato de Schrödinger y mis pajas mentales

Estaba hoy buscando por la red una descripción sencilla del experimiento del gato de Schrödinger mediante el cual se pretendía demostrar el impacto que tiene la observación sobre los hechos observados. Lo buscaba porque quería contar de qué forma me impactó esa nueva física que admitía la existencia de un nuevo estado de la materia que iba en contra de toda lógica, el ser y no ser al unísono siempre y cuando te mantuvieras al margen de toda observación. Yo aplicaba esta física en algunos aspectos de mi vida y en una ocasión lo comenté con un amigo cuando manteníamos una conversación sobre los médicos y la salud. Le dije que antes de ir al médico prefería mantenerme como el gato de Schrödinger dentro de la caja. Que el hecho de someterme a cualquier exámen médico haría que mi cuerpo se decantase por la salud o la enfermedad y yo prefería mantenerme en el estado en que me encontraba. Cuando yo pronunciaba estas palabras no era ni más ni menos que ese gato que habitaba en una caja ajeno al mundo exterior y feliz en ese estado de ser-no ser. Lo que ocurrió unos meses después fue que me sometí a un exámen médico (qué idiota) solo porque empecé a sentir un malestar.  Y con la observación se produjo el colapso.

Voy a poner la explicación del experimento que da una página que se ha convertido además en el hallazgo del día. En esa entrada, además de explicar uno de los fundamentos de la mecánica cuántica a través del experimento, establece una conexión con otra de esas teorías que a mi siempre me han gustado y que he defendido por ello, la de los universos paralelos, infinitos o como quieras llamarlos. Basándome en ella, seguiré con la explicación de mi acontecer en esta vida. El exámen médico tenía dos resultados posibles y la observación dió lugar a la división en dos del universo que hasta ese momento yo estaba viviendo. Por un lado se construyó el universo cuasi-idéntico al que vivía con la salvedad de que en él, yo tenía un estado definido, el del ser, y distinto al anterior. Estaba perfecta y mantenía mi estado de salud como siempre. A la vez, se contruyó otro universo alternativo que se diferenciaba de los anteriores en que yo pasaba al estado del no-ser y por lo tanto, el de la no-salud. Podía haber habitado cualquiera de ellos excepto aquel del que partía porque yo introduje al observador en mi vida. Y entonces, ¿porqué el de no-ser? Pues para seguir con el enredo mental y con las teorías que no se pueden probar, añadimos una más: Los pensamientos crean la realidad. Esta por desgracia, es nueva en mi vida. La descubrí a posteriori. Si tanto mi médico como yo hubiéramos adoptado una actitud distinta frente al malestar, yo estaría viviendo en el universo del ser. Pero tanto uno como otro hicimos realidad nuestros temores y el malestar pasó a convertirse de forma automática en una enfermedad que desde el mismo momento en que se diagnosticó, se desbocó, se aceleró a pasos agigantados corrompiéndolo todo. El desenfreno estaba fuera de toda lógica. En mi vida no había cambiado nada salvo el diagnóstico y las continuas observaciones a las que me sometieron durante un mes. Un mes en el que todos íbamos poniendo nuestro granito de arena y así lo hacíamos crecer y multiplicarse..., hasta que decidí tomar las riendas de todo el proceso.

Si no me gusta el médico que me está tratando es precisamente por eso, por sus dudas, por su falta de confianza en mi, porque con su actitud hace más difícil mi trabajo. Porque sé que el pensamiento negativo de cualquiera o la más mínima duda me hace mucho daño y por esa razón, durante mucho tiempo, me mantuve al margen de todo el mundo, me recluí en un paraíso que me devolvió la razón y es por eso por lo que a veces no cuento, no contesto, no me relaciono salvo con ciertas personas, aparezco y desaparezco según sea necesario. En una visita al médico del abrazo amoroso le explicaba un poco el proceso que había seguido sin hacer ninguna referencia a teorías ni historias con las que algunos creen que he perdido la razón y me dijo: has dado un salto cuántico en tu vida. Y se me iluminó el rostro. Siiii, por una vez, alguien lo ha entendido y lo siente como yo. Porque sé, que una vez más dí un salto y esta vez, únicamente yo era la responsable del mismo y yo guiaba mis pasos, haciendo que los pensamientos crearan la realidad del día a día y por esa razón tropiezo con libros que abren un poco más mi mente, con gente que es todo amor y lo ofrece, con días que son todo felicidad y agradecimiento y por eso, no quiero más saltos por ahora, solo quiero vivir el universo que he elegido.