miércoles, 4 de diciembre de 2013

Vacaciones de Navidad, como los niños

Uhmmm, me van a dar vacaciones hospitalarias por Navidad. Y estoy más que feliz. Como los colegiales.  Un tiempo de relax para recuperarme y centrarme más en mis propias terapias. Estoy hasta por escribir una carta a los Reyes Magos. Cuando todo esto empezó yo me puse un fecha de fin que sabía que era demasiado ambiciosa. Quería acabar con todo antes de que acabara el año. No podrá ser porque era casi un imposible pero con cada análisis recibo los resultados con la alegría inundándome el pecho. Siempre hay avances y de los cinco parámetros hepáticos, dos ya están en los límites normales y los otros tres están a punto de alcanzarlos, así que alargaremos ese fin sólo un poco más.

La propuesta que le hice al médico ha sido bien recibida. Me he quitado de encima uno de los fármacos y aunque dice que quizá más adelante haya que sustituirlo por otro, dudo mucho que me deje invadir por nada más. Necesito ir apartando cosas para que mi cuerpo recupere ciertas funciones y no estoy por la labor de envenenarlo más. Por otra parte, me ha propuesto acudir a un centro de investigación para que me informen sobre las posibles opciones y decidir si quiero participar como conejillo de indias pero lo cierto es que no tengo aún ninguna decisión tomada al respecto porque no tengo muy claro que ese sea el camino. Tiempo tengo de pensármelo. Por ahora solo espero que llegue el último chute y las vacaciones. Después..., a disfrutar del descanso. Porque yo lo valgo, ea.

Qué médico más  esaborío que me ha tocado, oye. Es aséptico total y no conseguimos encontrar el punto donde encontrarnos cómodos los dos. Él  no se sale de lo estríctamente correcto. Parece imbuido en unas orejeras que le impiden ver más allá de ese protocolo que han estudiado tan bien y por más que le digas, su mente está abducida totalmente por la triste medicina tradicional que en la mayor parte de los casos no sabe más que rendir pleitesía a las farmaceúticas y por supuesto, al poderoso caballero que es don dinero. Que no demuestren el más mínimo interés por lo que hacemos a nivel personal para atajar cuanto antes la enfermedad me parece por un lado de un prepotencia supina, por otro lado de un desinterés que a veces ralla en la ofensa. Cualquiera diría que estos señores realizan el Juramente Hipocrático para poder ejercer. Debe ser una cantinela que se recita tal cual los cristianos hacen con el Padre Nuestro. Y a unos y a otros les interesa el contenido una mierda, para ser claros. Donde quedó el pobre Hipócrates que defendía una máxima de una lógica aplastante:

"Que tu medicina sea tu alimento y que tu alimento sea tu medicina"

Bueno, pues nada, yo a lo mío y él a lo suyo. Y olor vacacional en el ambiente. Respira profundo. Perderse en el monte al abrigo de una buena chimenea, musiquita, copitas de vino y alfombra de pelo para retozar. Claro está, con compañía. Y para qué más. Me lo pido.