miércoles, 20 de noviembre de 2013

Intuición y Razón

Cuando uno se dedica a reflexionar sobre alguna idea, acontecimiento o sentir puede que la razón te aporte un rápido resultado pero también es cierto que en ocasiones, la reflexión o el razonamiento no encuentre algo sólido y fiable que nos permita llegar a buen puerto y determinar así una forma de actuar ante las cosas que nos resulte fiable y con el fundamento suficiente como para adoptar una actitud adecuada que no nos deje lugar a dudas. Es más, cuando la reflexión se alarga en el tiempo, el trabajo al que sometemos a la mente nos puede llevar a la saturación, al estrés, al agotamiento psíquico, a la afectación física por la preocupación constante y en estos estados es más que probable que el resultado de nuestro razonamiento, aunque creamos haber llegado a él no sea el más adecuado.

La intuición es otra forma de reflexionar en la que nuestra mente trabaja sin necesidad de someternos al desgaste psíquico-físico puesto que la reflexión se realiza en el inconsciente utiizando los mismos elementos que cuando tratamos de razonar (experiencias, sensaciones, respuestas). El análisis de todos aquellos elementos necesarios que darán sentido y un resultado óptimo a nuestras preocupaciones llegará cuando el inconsciente haya procesado todo y concluido con una idea que nos será comunicada.

Estaba buscando por la red a propósito de esta entrada y me he tropezado con un artículo de El País que explica mucho mejor que yo las ventajas que la intuición nos ofrece, así que para qué explayarme yo en contarlo:


Me ha parecido perfecto no solo por lo que de explicación tiene sobre la forma de trabajar el cerebro para ofrecernos una respuesta en forma de intuición sino porque plantea en su parte final la manera en la que se plasma en la consciencia la respuesta y que está muy relacionada con una técnica extraida del libro que me recomendó "el médico del abrazo amoroso" y que llevo un tiempo poniendo en práctica con respuestas que en algún caso me han resultado sorprendentes. En ese yo anterior a este otro yo renovado  invertía mucho tiempo en el razonamiento consciente de todo lo que acontecía a mi alrededor pensando que las intuiciones, corazonadas o como las quieras llamar, cuando llegaban, me parecían más el resultado de mis deseos que el resultado de ningún análisis y por tanto, me exprimía mentalmente tratando de encontrar otras respuestas. Respuestas que en muchos casos fueron contrarias a la intuición y a su vez, totalmente desacertadas. En estos meses de incesante búsqueda de información, de ebullición mental de ideas nuevas he dejado al subconsciente la tarea de separar el grano de la paja. El trabajo tampoco estaba programado ni realizaba muy conscientemente las tareas con la finalidad de alcanzar alguna verdad pero lo cierto es que por la razón que fuere, los días se organizaban de tal forma que propiciaban en todo momento resultados positivos. Podía estar leyendo artículos, libros, viendo documentales, vídeos, rebuscando algo más sobre ideas que parecían importantes pero siempre había un momento al día reservado para la desconexión total con el exterior y me encerraba con el ordenador y los cascos para hacer alguna meditación guiada que me transportaba a lugares casi imposibles, me permitía vivir sensaciones casi desconocidas y me devolvían al mundo con una relajación mental y física que me invitaban a repetir la experiencia a diario. Creo que esto favorecía que en la noche mi mente trabajara en ese separar el grano dejando la mejor impronta del conocimiento grabada en el consciente y que las mañanas fueran la constatación de que el camino era el adecuado porque el mundo a mi alrededor se reorganizaba de forma más placentera y los hechos, las cosas, la gente, los días, tenían un brillo distinto y a mi me generaban un bienestar que no sé si he sentido en alguna ocasión en mi vida.

He aprendido que la intuición es la mejor consejera. Me he librado de tensiones y doy tiempo al tiempo para el análisis inconsciente y la respuesta correcta porque he descubierto que al final, la respuesta siempre llega y vivir despreocupada con la certeza de que las soluciones llegarán cuando sea el momento adecuado es el mejor regalo que me he hecho a mi misma. Cierto es que las intuiciones a veces también se tambalean con los hechos diarios que vivo pero cuando esto sucede trato nuevamente de poner en calma la mente y dejar que los hechos se incorporen como un dato más a tener en cuenta y esperar nuevamente la respuesta de la intuición. Sin prisas.