El adiós al último lúcido

En las primeras horas de un nuevo día, de una nueva semana por vivir,  José Luis Sampedro, nos abandonó soñando. Y nos enteramos hoy, una vez ya incinerado. El último lúcido, el hombre sencillo se fué tal cual, sin hacer ruido. Sin boato ni espectáculo. Una mente prodigiosa que sabía del valor de los valores, un espíritu joven y combativo que se hizo referente en muchos, que aleccionaba sin querer con la palabra, que transmitía sosiego y dicha, que tenía el don de cautivar y los años no le robaron belleza porque estaba en su interior. Un hombre que enternecía y me hacía enmudecer de admiración.

Olga Lucas, su viuda, ha dicho que vivir con Sampedro era  vivir al lado de una nube de cariño y que ha sido un privilegio estar a su lado. No me cabe ninguna duda, hay privilegios que se hacen personas y personas que se convierten en amor.

Nos quedamos con tu palabra y tu saber y hoy si cabe, lloramos un poco más por dejarnos huérfanos. Qué gran hombre se ha perdido la Vida.

Quiero dejar constancia de tu Credo, de la oración que ilumina y nos invita a confiar. Podría decir como tantos otros, Descanse En Paz, frase hecha que expresa un deseo para aquellos que se van pero sé que la Paz era parte de tu esencia así que si te tengo que desear algo querría que allí desde donde ahora habites fueras capaz de ver algún día, que finalmente el Hombre ganó la batalla y la Vida perduró.

CREDO PERSONAL

Creo en la Vida madre Todopoderosa,
creadora de los cielos y de la tierra.
Creo en el Hombre, su avanzado hijo,
concebido en ardiente evolución,
progresando a pesar de los Pilatos
e inventores de dogmas represores
para oprimir la Vida y sepultarla.
Pero la Vida siempre resucita
y el Hombre sigue en marcha hacia el mañana.
Creo en los horizontes del espíritu,
que es la energía cósmica del mundo.
Creo en la Humanidad siempre ascendente,
Creo en la Vida perdurable.

Amén.  

J.L.S.

Para reflexionar: También falleció ayer, Sara Montiel, con todo el boato posible y homenajeada por el Ayuntamiento de Madrid. Así es como somos.