Es probable que mucha gente se siente delante de un médico como aquel que se postra ante una deidad implorando la salvación. Pero..., yo no soy esa, que diría Mari Trini. Yo no busco salvación y a veces creo que ni siquiera sanación. Estoy por una simple cuestión de evitarle disgustos a algunas personas porque en verdad, los médicos y yo hace muchos años que perdimos las amistades. Por desgracia ahora me toca visitarles con una asiduidad que ya me gustaría innecesaria pero como inevitable que es el hecho, procuro que sea un "ni pa ti, ni pa mi" para de esta forma no sentirme a merced de una confianza que no me producen. Ya lo siento, eh? Ojalá nunca hubiera tenido que ver el lado obscuro de esta ciencia o el lado obscuro e incompetente de algunos que la practican, pero no ha sido el caso. Desde que empezó todo este episodio que a mi me parece eterno y que en realidad apenas alcanza poco más de seis meses, yo traté de coger las riendas de este mal que para mi no ha dejado de ser nunca más que un bien, aunque sorprenda. Es por eso por lo que no soy una dócil paciente. O quizás es porque yo no soy una dócil en nada, no sé. Aún con todo es cierto que se me da mejor tratar con unos médicos que con otros y claro está, mejor con aquellos que escuchan que con los que hacen oídos sordos a mis palabras. Yo me siento, les escucho y considero lo que dicen. A la recíproca no tanto pero procuro abstraerme de este detalle y trato de hacerme escuchar y entender. No se trata de menospreciar sus conocimientos, se trata de hacerles ver que hay más conocimientos aparte de los suyos, se trata de hacerles entender que yo soy parte activa de toda la historia. Es más, yo diría que soy la protagonista y que por lo tanto debería tener voz y voto. Sin embargo, hay quienes fruncen el ceño en cuanto discrepas, en cuanto no sigues a rajatabla sus palabras que consideran órdenes y yo me pregunto: ¿es de obligado cumplimiento lo que dices cuando de lo que se trata es de mi vida? ¿acaso no voy a poder decidir sabiendo que me va la vida en ello? ¿he de poner mi vida en tus manos sin que se me permita decir esta boca es mía? Vosotros sois tan mortales como yo misma. Tan humanos e inhumanos como la especie a la que pertenecemos todos. Tan acertados y errados como cualquier otro. No sois ninguna deidad y aún si lo fuérais, lo seríais tan solo para vuestros fieles y en mi caso, las relaciones con las divinidades, tampoco han sido mi fuerte. Sin embargo, muchos os habeis erigido sobre pedestales y mirais desde vuestras alturas a los que se arriman en busca de remedio. Yo os visito como visito los templos, alejada del dogma. Os contemplo como contemplo la iconografía que esconden, a veces con admiración y otras con desdén pero siempre exenta de misticismo.
No, lo siento, no te creas deidad, ni salvador, ni profeta. Eres, sintiéndolo mucho, más parecido a mi de lo que te gustaría parecerte.
(Dedicado a algunos que no a todos)
Y hablando de Mari Trini.... xDDDD