Un mes ha pasado ya sin que un solo día hayan desaparecido de mis pensamientos. Los dibujé para tenerlos siempre presente aunque no era necesario. Creo que lo hice a modo de desahogo. Hacía casi una vida que no cogía un lápiz y un cuaderno de dibujo para dibujar nada y descubrí lo relajante y liberador que es el hacerlo. Me gustaba mucho esa foto en la que no se adivinaba el final. En la que dormían juntitos, abrazados como siempre, pegados uno al lado del otro, relajados y felices de tenerse y supongo que de estar con nosotros. Quería tenerlos en papel al alcance de nuestros ojos, salidos de mis manos y fruto del sentimiento que despertaron en nosotros. Ni siquiera la ilusión de tener nuevamente otros gatitos que llegarán a casa cuando sea su momento nos hará olvidar los primeros. La razón por la cual otros vendrán también a ocupar nuestros corazones. Esperemos que con más suerte. Cuanto tengo que agradecerles.
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