sábado, 11 de mayo de 2013

Cerrando puertas y abriendo ventanas

C'est fini. Un ciclo llegó a su final. Es momento de cerrar definitivamente las puertas de esta casa y abrir las ventanas a otra realidad que siempre tendrá la esencia del mar que abandono. Vine llena de ilusiones a este lugar pero con un yo hecho pedacitos. Ahora me voy con una gran pena por tener que abandonarlo y con un gran agradecimiento por lo que me devolvió. Me recompuse, descubrí el cuando, el como y el porqué me había perdido y vuelvo con algo de lo bueno que un día fui. Hoy me había tomado el día de relax para la despedida. Una mañana de playa sin libro ni música para disfrutar de todo cuanto había a mi alrededor. Sol que viene adherido a mi piel, la brisa que todo lo limpia y me limpió, el mar que te obliga a perder la mirada en el horizonte lejano, el oleaje suave que mece y meció tantos pensamientos y emociones. Un respirar profundo el olor del salitre que todo lo oxigena. Los colores y los brillos. Murmullo de gaviotas que me sobrevuelan en la despedida. Una última mirada y un hasta luego, siempre hasta luego.

Y para el final, la despedida de aquellos que me dieron la bienvenida y que he dejado justo para el último momento. Una familia que me acogió y de la que no recibí más que cariño. La última comida en su compañía. Aquellos a los que me gustaba escuchar sus vidas y aprender. Porque de todo se aprende. De los éxitos y los fracasos de los otros, de su enfrentarse a las circunstancias, de su quehacer diario. Ya no hay nada más que hacer aquí. Ahora no queda más que recomenzar en mis orígenes. Mañana día de in-pass. El lunes, me devolverán la parte de mi que se llevó el camión y colocaremos todo de nuevo en un orden distinto del que fue.

Las tristes despedidas siempre van acompañadas de esta canción. La que arruga el corazón un poco más si cabe. Y a caminar...

Camel - Long Goodbyes (1984)