domingo, 19 de mayo de 2013

Humo de Contrabando


Suave me elevo si consumo algo de humo de contrabando.
Suave me elevo pa mi cielo que del infierno está a un paso.
Puedes entrar, puedes subir, sentarte a mi lado
y mirar dentro de mi que a veces me desempaño.
Quiero desnudarme y atrapar los olores de los campos.
Quiero volar y tocar nubes que andan de paso.
Llenar un vaso con libertad, echarnos unos tragos.
Cambiar el odio por amistad y el respeto cultivarlo.
Y escuchar en el silencio al viento contar relatos.
Y espantar de mis adentros rollos chungos y agravios.
Yo tengo entre mis riquezas la sapiencia del fracaso,
un refugio en mi cabeza y el sabor del escenario.
Y destreza pa ir al trote sin azotes y sin riendas.
Un balcón en tu escote con vistas a tu entrepierna.
Quiero contemplar atardecer desde la orilla de tus labios,
cerrar los ojos y poder ver con los tuyos por donde ando.
Quiero vivir, después dormir en el nido de tus brazos.
Despertarme e ingerir humo de contrabando.
Y a veces merco recambios pa por si acaso me eschango.
Y logro salir del fango si me lanzas tu sonrisa.
Yo no soy ningún santo, ni rezo ni voy a misa.
Yo quiero que mis cenizas se las fume el diablo
en la calle de la risa, donde hicimos el primer pacto
bajo una lluvia fina, una noche de verano
construyendo sobre ruinas
un templo pa mis pecados con humo de contrabando.


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