sábado, 22 de junio de 2013

Cuanta razón

Está claro que mis hijos han crecido. Hemos estado encerrados más de tres semanas en casa preparando los exámenes de la última evaluación y los finales, de los que nunca habían tenido que preocuparse pero este año de caos y de desinterés por parte de quien tenía que haberles recordado sus obligaciones y responsabilidades pues ha tenido como consecuencia el tener que recuperar unas cuantas evaluaciones. El fin de semana previo a los exámenes finales, debían pasarlo con su padre pero este decidió que iban a pasar el fin de semana fuera y pese a todos mis intentos por hacerle entender que los niños no podían irse de viaje porque tenían que centrarse con los estudios ya que se estaban jugando el curso y ellos no querían irse porque no podrían estudiar, pues no hubo forma. Él se marchó en contra de los deseos de todos y mis hijos se quedaron ese fin de semana conmigo estudiando.

Los exámenes y el curso terminaron el pasado viernes y tenían que pasar el fin de semana con su padre pero mi hijo quería quedarse a dormir en casa de un amigo y su padre no le quería dejar. Yo hubiera preferido también que no se quedara pero por una cuestión de tranquilidad personal más que nada. El caso es que su padre para no dejarle quedarse en casa de su amigo argumentó que quería estar con él porque hacía mucho que no le veía. Y... zas, en toda la boca!!!

Mi hijo contraatacó. Le dijo que era el último día de curso, que llevaba casi un mes encerrado estudiando y que quería quedarse con su amigo. Que cuando su padre había tenido la oportunidad de estar con él, había preferido marcharse de viaje y perder el fin de semana que tenía para pasarlo con ellos así que no podía venir quejándose y diciéndole que no le veía. Y de esta forma, mi hijo consiguió quedarse a dormir con su amigo. 

Chapeau amor!!! Durante años he tratado de hacer razonar a un padre que siempre viviía más preocupado por su vida que por la de sus hijos sin ceder ni un ápice. Seguramente siga igual porque difícilmente la gente cambia pero por lo menos ya no soy la única que le recrimina su forma de actuar. Ahora son sus hijos los que también empiezan a dejar las cosas claras.

Si a ti no te interesan los demás, no esperes interés por parte de ellos. Todos hemos madurado menos tú. Todos tratamos de mejorar, menos tú. Los padres acaban siendo un ejemplo para los hijos pero a veces el ejemplo sirve precisamente para que sepan como no se debe actuar.